jueves, 3 de julio de 2008

Las letras "runas"

Runa significa misterio, aquello que es impenetrable por medios ordinarios, lo recóndito y enigmático, lo muy reservado y secreto. La palabra alemana asociada es "cuchichear", susurrar algo al oído de alguien en forma de secreteo.
Este antiguo oráculo de los vikingos, al igual que de los celtas y otros pueblos, es un sistema práctico de adivinación y exhortación personalizada.
Antiguamente, los pueblos vikingos, consultaban sus decisiones comunitarias o personales, tirando las runas. Este oráculo se compone de veinticuatro signos o letras rúnicas. Cada una de estas runas porta el secreto de su respuesta, dentro de un dibujo. Este alfabeto antiguo propone un auténtico sistema en el que las relaciones entre las letras descubren senderos evolutivos; esta puerta maravillosa, se abre ante nosotros y nos convida a una profundización de su significado. La experiencia va confirmando que este significado solo tiene sentido en el marco de los acontecimientos de la propia existencia. Tirar las runas es entrar a un tiempo sagrado. Se trata de un tiempo sin tiempo, que abre y luego cierra un paréntesis frente a las urgencias y requerimientos del afuera, y a veces, también del adentro. Entrar en ese tiempo particular pide, tanto a la persona que tira como a la que consulta, poner toda la atención en este encuentro. Esa dedicación conlleva el compromiso de la presencia. Entonces, aparece un primer momento de apertura, donde se instala la necesidad del consultante de orientar una decisión o clarificar una situación. Una vez instalado el tema, se comienza a elegir las runas y a disponerlas sobre un paño; hecha la tirada sobreviene una especie de caos... Las runas aparecen aún sin revelarse y el único objetivo del que tira las runas es tolerar el caos y sostener con fuerza la paciencia, la suya y la del consultante. Después... ir comprendiendo, ir desenvolviendo, ir desentrañando el sentido de los trazos y luego, a continuación, ponerse a " tejer". Ir atando, uniendo, enlazando, ir asociando los símbolos con los acontecimientos que motivaron la pregunta. Es una tarea de telar: pasar los hilos sobre la urdimbre hasta hacer aparecer el dibujo. Ese conjunto, esa re-unión que sale a la luz, siempre asombra y llena de alegría a quien tira las runas... la alegría de poder mirar desde otra óptica. El destino de la tirada, es poder ir ordenando el caos. Lograr que unos trazos dibujados en piedra posibiliten estructurar el alivio de un "darse cuenta". Poner el paréntesis final, tiene que ver con un agradecimiento. Cerrar ese tiempo sagrado es agradecer por haber comprendido y por tanto haber transformado la óptica de la circunstancia. Cerrar este tiempo con toda dedicación amorosa, implica poder volver a abrirlo en otra instancia. La importancia de este cierre reside en que se conserva allí el tesoro de haber compartido la intimidad de un secreto. Y en el final, el compromiso. Tácito pero fuertemente presente, de mutua fidelidad para impedir la fuga de esa energía y lograr la concentración necesaria para producir el cambio.

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