jueves, 12 de junio de 2008

leyendas urbanas

El rasgo más importante de las leyendas urbanas es su carácter internacional: la historia del submarinista que es recogido accidentalmente por una avioneta contra incendios y la cual lo deja caer sobre el fuego causando su muerte, se cuenta con mínimas variaciones en su estructura en ciudades o "lugares", de América del Norte, Europa y Australia, por citar sólo algunos sitios por donde circula esta leyenda.
Pero no cualquier historia se convierte en una leyenda urbana. Esto sucede hasta que su difusión, con sus tintes respectivos, se generaliza en sitios -cuantos más mejor- alejados entre sí, y se torna una fuente de información para prever o evitar futuros hechos.
La leyenda urbana puede inspirarse en cualquier fuente, pero incluye siempre un elemento de misterio o incomprensibilidad, detalle importante en el suceso en sí que luego alcanza proporciones gigantescas y exageradas, casi fantásticas, pero que no dejan de ser improbablemente posibles, que se siente amenazador y que, por lo tanto, suscita la necesidad de invocar la protección del conocimiento colectivo. De allí que se transmitan fácilmente y se incorporen al acervo cultural como un signo de identidad grupal.
En cuanto al origen preciso de una leyenda urbana es prácticamente imposible de puntualizar, pues en algún sentido, aquel que cuenta que le contaron un "suceso extraño" pasa a convertirse en el primero que lo cuenta, como si se apropiase de la historia y la hiciera suya, cuando en realidad quizá ya haya tomado forma de creencia popular y tenga tiempo de haber sido divulgada. A lo mucho se especula sobre su aparición. Muchas de estas leyendas tienen nacimiento en distintos puntos de la geografía mundial, y pueden encontrarse bajo un nombre diferente o una versión de los hechos un poco distinta, dependiendo de las creencias del lugar en que se ubiquen, pero en resumen y en esencia seguirá siendo la misma. Esto tiene sus mejores ejemplos en la mitología del licántropo o de los vampiros, cuando "una" de las posibles explicaciones del primer caso pueda darse de la manera más sencilla y lógica, ahora con los adelantos médicos: el Síndrome del Hombre Lobo, conocido científicamente como Hipertricosis Universal Congénita, es una muy rara enfermedad que ocasiona el crecimiento desmesurado y continuo del cabello en el hombre en todo el cuerpo. Si pensamos que desde la Edad Media y es posible que desde mucho antes, sólo se tienen registrados aproximadamente 50 casos de esta anomalía, pues no resulta descabellado concluir que para un aldeano de aquellos tiempo descubrir una persona con esa condición le parecíera un lobo, es decir, un hombre lobo, el cual a través de cientos de años ha terminado por ser un ícono de la mercadotecnia. Sin hacer a un lado los horrores y prejuicios a los que habrán sometido a este tipo de persona, a veces la realidad supera con creces a la ficción. Una leyenda más actual sería la del "Chupacabras", animal nocturno casi demoniaco que succionaba la sangre de animales de granja, mismo que se desprende de la leyenda clásica de los vampiros, y el cual no sería de sorprender que tuviera su origen en un simple gato montés o un chacal, o incluso haya sido creado en la mente de un muy ingenioso publicista.
Pero concretamente, en los ambientes urbanos las leyendas pueden poseer un origen más oscuro: el hombre que antes repartía caramelos envenenados a la puerta del colegio, hoy ofrece droga. Tienen una estructura más compleja (planteamiento, nudo y desenlace) que el chisme o cotilleo, además de que no tienen como fin, como aquellos, desacreditar a una persona en concreto, sea famosa o no, sino que abordan una "problemática" que afecta a un número más amplio de personas. Los chismes son frecuentemente hechos inventados con el fin de desmeritar o dañar el prestigio de determinada persona o sociedad, mismos que se dan a conocer en las comidas, discursos públicos o entrevistas de personajes eminentes, a través de situaciones embarazosas.
Por lo común, y a diferencia de los rumores y bulos, las leyendas urbanas se apoyan en una trama urdida meticulosamente en función del desenlace, que se condensa en una viñeta violentamente gráfica, a veces redondeada por un pequeño epílogo.
La leyenda urbana suele contarse como si fuera un suceso verdadero o, en su defecto, como noticia ambigua, que muy bien podrían haber ocurrido alguna vez. Ello exige que los personajes sean meros arquetipos anónimos, "un hombre", "una mujer", "una pareja" o "un conocido de un amigo", el cual el narrador de la leyenda urbana no conoce personalmente, aunque situados siempre en escenarios concretos (una determinada ciudad, calle, país) para reforzar el realismo de un argumento que depende íntegramente del grado de verosimilitud de los detalles.
La acción contada por la historia generalmente se sitúa en un pasado impreciso pero inmediato, y el narrador suele aludir a fuentes de información "fiables" para conferir una aparente solidez a los puntos débiles de su historia. La más socorrida de dichas fuentes es el quimérico "amigo de un amigo", inevitable protagonista de la historia y último eslabón de una cadena sin fin.

De Catalina II de Rusia se dice que murió al ser penetrada por un caballo.
Aunque algunas de las leyendas urbanas tienen su principal fundamento en creencias religiosas, mitológicas o paranormales, la mayoría de ellas nacen puramente de hechos cotidianos y actuales. Aunque se conocen desde el siglo XIX, en los dos últimos ha tomado un gran impulso su difusión y creación, gracias al llamado fenómeno del Netlore (Net- de Internet. -Lore de Folklore). Un fenómeno que los medios de comunicación actuales crean con el rápido esparcimiento de las leyendas.
Una leyenda urbana puede ser cierta, es decir, estar fundada en un hecho que tuvo lugar, pero adquiere su condición por los acontecimientos poco usuales que le rodean y que suelen ser ficticios: Walt Disney temía a los ratones. Pero también puede contener falsos datos nacidos a partir de hechos inventados: Walt Disney World estaría construido sobre un cementerio indígena, o que Walt Disney habría sido congelado, o exagerados debido a alguna característica peculiar: El nombre de la droga L.S.D. habría inspirado el título de una canción de The Beatles, "Lucy in the Sky with Diamonds".
Muchas leyendas son indeterminables en cuanto a su calidad de verdadero o falso: Sigmund Freud abusaba de la marihuana y temía a los helechos.
El mecanismo para que una leyenda urbana sea creíble es el mismo que cualquier noticia; de hecho, no hay diferencias sustanciales. Los sucesos se narran lo suficientemente bien, de modo que la leyenda tenga acción, ritmo, suspenso y sea cómplice. Si además se le añaden elementos violentos, como accidentes, con consecuencias mortales o físicos, la leyenda urbana impresiona más, creando a través de ella un aire de superstición, temor infundado y recelo contra los protagonistas de la historia

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