¿CÓMO HAN LLEGADO LOS MITOS HASTA NOSOTROS?
Tales narraciones, o mitos, tal vez se remonten a mil años antes del nacimiento de Cristo. Se transmitieron de generación en generación, primero a través de canciones y poemas, y luego en escritos del género más variado. En la civilización occidental hallamos esos mitos reproducidos en obras famosas de la escultura, pintura, literatura y música. Incluso influyen en el vocabulario que usamos. Un atlas, por ejemplo, debe su nombre al gigante Atlas, que sostuvo sobre sus hombros la Tierra.Es muy probable que, si no hubiesen existido los grandes escritores clásicos, se ignorase esta mitología. Parte de ella se encuentra en poemas breves y una gran porción de la misma en obras más largas, llamadas epopeyas, que refieren historias enteras. La Ilíada y la Odisea de Homero son las fuentes más célebres de estos mitos. Dos notables poetas, Hesíodo y Píndaro, y los grandes autores trágicos Esquilo, Sófocles y Eurípides contribuyeron de modo sobresaliente a la transmisión de la mitología griega.Los romanos, imitadores de Grecia en múltiples aspectos, se limitaron a copiar los relatos griegos, hasta el punto de que en muchos casos no hicieron más que dar nombres latinos a los dioses y diosas que habían acogido. Los poetas Virgilio y Ovidio nos proporcionan la interpretación y las tradiciones romanas de los mitos.Los mitos no se narraban como tales en forma literaria, sino que se aludían a ellos. Excepto Hesíodo, no había relatos literarios de mitos (contar dentro de una misma obra un mito detrás de otro) hasta el siglo II d. C. Los trágicos aluden al mito y lo manipulan conscientemente. Esto es así porque no era necesario contar el mito entero, sino que se mantenía el mito por la tradición y de forma oral generación tras generación. Así las obras literarias sólo tenían que aludir a ellos. Nuestro conocimiento de los mitos es a través de estas alusiones.
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