viernes, 9 de mayo de 2008

los sueños y los mitos

LOS SUEÑOS Y LOS MITOS




Desposada con Ceix, rey de Traquinia, Alcione, hija de Eolo, el dios de los vientos, disfrutó de una feliz existencia hasta que su esposo, inquieto por un funesto presagio, decidió emprender viaje por mar hasta Claros, con el ánimo de consultar el oráculo de Apolo. El matrimonio de Alcione y Ceix había sido tan feliz que ella se atrevió, incluso, a llamarse a si misma Hera y a su esposo, Zeus, lo que, como no podía ser menos, causó la ira de esos dioses olímpicos, que valiéndose de una terrible tormenta hicieron naufragar la nave de Ceix, que falleció ahogado.

En la versión de este mito que Publio Ovidio Nason nos ofrece en "Las Metamorfosis" el autor nos narra como Alcione, ignorante de la muerte de su esposo, iba todos los días a los altares de la diosa Juno a pedirle que le devolviera a su marido, resultando inaguantable para la diosa el admitir por más tiempo esos sacrificios, dado que se estaban haciendo por una persona ya fallecida. Es así como Juno ordenará, a través de su mensajera Iris, al dios del Sueño, Hipnos, que se encargue de hacer saber a Alcione, valiéndose de sus poderes en la noche, cuando los humanos duermen, la cruel noticia de la muerte de Ceix.

El mito finaliza narrando como Alcione, loca de dolor, se arroja al mar en busca de su querido Ceix, siendo transformados ambos en aves (martín pescadores o gaviotas, según las versiones) por algún dios compadecido de su desgracia. Robert Graves, al explicarnos este mito, nos decía como "ahora, cada invierno, la martín pescadora lleva a su macho muerto con grandes lamentos a su entierro y luego construye un nido muy compacto con las espinas de la ortiga de mar, lo lanza al mar, pone sus huevos en él y empolla sus polluelos. Hace todo eso en los Días del Alción, o sea, los siete que proceden al solsticio invernal y los siete que le siguen, mientras Eolo prohibe a sus vientos que agiten las aguas".

En el mundo griego, donde el comercio y la navegación alcanzó tan especial importancia, Alcione llegó a ser considerada como la diosa que protegía a los marinos de los arrecifes y las tempestades. Es probable que Zeus hundiese el navío de Ceix a despecho de esos poderes de Alcione. Secularmente los griegos han tenido la creencia de que el pájaro alción (martín pescador) tiene el mágico poder de apaciguar las tormentas y que el Mediterráneo, en el solsticio de invierno, tiene una cierta tendencia a estar en calma.

Queremos llamar la atención del lector sobre un aspecto de este mito, al que prestamos especial importancia, que nos narra como los dioses, interesados en ponerse en contacto con los mortales, pueden hacerlo de una manera no demasiado traumática valiéndose, precisamente, de los poderes de Hipnos, quien, en este caso concreto, utilizará las habilidades de Morfeo, hijo del Sueño y de la Noche. Morfeo, que domina el arte de imitar, sabe introducirse en los sueños de los humanos para transmitirles todo aquello que los dioses desean hacerles llegar. El mito que estamos comentando permite que nos adentremos en el conocimiento de las ideas que el mundo clásico tenía con respecto a los sueños. En la antigua Grecia, y luego en Roma, fue una creencia generalizada que existían dos tipos de sueños. Los primeros eran producidos por las actividades cotidianas de las personas, resultando, por ejemplo, que es habitual que la persona que tiene sed sacie esa sensación, en el sueño, bebiendo. Un segundo tipo de sueños estaría inspirado por los dioses, que a través de ellos aconsejaban a los hombres. De alguna forma los sueños vendrían a representar lo que el hombre recuerda de la conversación que ha mantenido con el dios.

Médico atendiendo a una enferma. Era frecuente que las curaciones se realizaran de noche, mientras los pacientes dormían, quizás bajo los efectos de drogas. Museo Nacional de Atenas.

Los sueños de inspiración divina podían ser provocados con mayor facilidad acudiendo a determinados lugares sagrados en los que existía un ambiente propicio. Eran templos especializados en la provocación de sueños que luego eran interpretados por sacerdotes dedicados a esa actividad (los "necori" de la antigua Roma). Allí a través de un regimen alimenticio especial y, quizás, utilizando pocimas inductoras del sueño, se facilitaba el contacto entre el hombre y los dioses. Entre esos templos destacó, de forma especial, el de Asclepio en Epidauro.

Inspirado por el propio Apolo, Artemidoro llegó a escribir una obra denominada "Oneirocritica" (Interpretación de los sueños), en la que se contenían instrucciones destinadas a los sacerdotes-interpretes para conseguir, teniendo en cuenta las circunstancias de índole personal de la persona que había tenido el sueño (estado de salud, riqueza, profesión, etc.) interpretar adecuadamente el significado del mismo.

De la recepción de todas estas ideas griegas sobre los sueños por la antigua Roma son prueba, por ejemplo, que ya en 291 a.C. se inaguró un templo a Esculapio (versión romana de Asclepio) en la Isla Tiberina, y que el propio emperador Augusto ordenó que cualquier persona que tuviera un sueño sobre Roma debia hacerlo de dominio público, exponiendolo en el Foro de la ciudad, con objeto de que cualquier posible aviso de los dioses sobre el futuro de Roma no pasase desapercibido.

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